sábado, 7 de mayo de 2011

Creando conciencia

Mientras continúa proyecto de bicisendas en Buenos Aires, vemos surgir un inesperado enemigo. Ni taxis, ni colectivos, ni autos: el extraño peligro de los hombres y mujeres de a pie.

El mundo ha vivido equivocado: la amenaza subyacente de las bicicletas no son los autos, los camiones ni los colectivos. Son los peatones.  Es, casi, una desilusión. Si los amigos nos definen mejor , pedalear por Buenos Aires no es lo que dicen que es: una aventura de la que sólo sobreviven  gurkas  al manubrio. Tres horas después de haber iniciado el recorrido por las ciclovías, mi adaptación a la biosfera del transporte porteño fluía como quien va tarareando por la campiña inglesa. Hasta entonces, había coexistido en armonía con automovilistas neuróticos, colectiveros con el sistema nervioso destrozado y camioneros hipocondríacos. El ciclista urbano ya tiene incorporados sus anticuerpos para convivir con los barones de las calles. Sucede en la selva africana: un antílope otea a un león y no se le acerca.  La traición es lo insospechado.  La felonía es que te atropelle una adolescente en rollers, y no la Ferrari de Fernando Alonso.

Dejo de dar rodeos. Choqué contra un peatón en una bicisenda. Lugar del siniestro: ciclovía de Suipacha, a 20 metros de la avenida Córdoba. Hora: 15.30 de un jueves de marzo. Velocidad en el momento del impacto: moderada, casi aburrida. Visibilidad: óptima, 10 kilómetros. Insultos después del impacto: generosos, recíprocos y hasta divertidos. Parte médico: ninguno, apenas un topetazo de la rueda delantera contra la rodilla del caminante. El daño, en todo caso, fue levemente psicológico, y no en quien sufrió el golpe -un albañil apurado-, sino en quien lo produjo: me sonrojaba haber protagonizado un choque ridículo, hasta que Franco Fugazza, un amigo que pasa tanto tiempo en su casa como arriba de su bicicleta, me consoló con su teoría favorita.

"Mi gran enemigo es el peatón, no el auto. Cuando voy a mi trabajo por la avenida Del Libertador, pedalear por la ciclovía es un estrés, y eso que no hay coches", me dijo, y enseguida me reconocí en la tensión que Fugazza sufre arriba de esa bicisenda, la de Libertador, que no corre a lo largo de la avenida, sino que serpentea por medio de la vereda, con todo lo embarazoso -paseadores de perros, señoras que hacen la compra, abuelitos caminando- que eso supone para alguien que no va de paseo, sino al trabajo. Y desde esa perspectiva, se entiende por qué los ciclistas expertos se oponen a las ciclovías en Buenos Aires y otras ciudades del mundo: levantan una proclama más o menos parecida a "somos bicicletas y queremos bicicletear por la calle".  Fuente:lanacion.com.ar

1 comentario:

  1. La nota es muy agresiva e incita a una división que no deberia de exisitir simplemente porque el peatón no tiene la culpa que hagan la bicisenda sobre una vereda, y de la misma forma el ciclista (que no nos olvidemos, tambien es peatón y automovilista!) tampoco tiene la culpa de que la bicisenda se construya sobre la vereda para ahorrar en infraestructura. En todo caso eso es un problema de logistica que deberiamos de preguntarselo (y ver si responde) a quien está encargado de este proyecto nuestro amigo Guillermo Dietrich y no estar planteando una division más de personas sin ningún sentido favorable para la mayoría.
    Para terminar, me gustaria saber cual es el sentido de esta nota ya que no me esta informando nada, solo intenta generar odio que hasta donde sabemos, eso no soluciona nada. Y ademas tendriamos que preguntarle al "ciclista experto" supuesto sr. fugazza a qué se refiere cuando proclama "somos bicicletas y queremos bicicletear por la calle", cuando el 95% de las ciclovias de la ciudad estan hechas sobre la calle y no sobre la vereda. ¿No será que nuestro amigo que redactó la nota en el gran diario la nacion salió a dar una vueltita en bici para ver que se sentia cuando en realidad usa siempre un automovil y con la nota solo intenta desalentar la construcción de más ciclovias en la ciudad porque el no las utiliza y por lo tanto le estorban?.
    Yo no se si entro dentro del club de los "ciclistas expertos" (por favor!, ¿qué es esa expresión?) pero utilizo las ciclovias todos los dias y es absurdo pensar que estoy en contra, y si no las utilizara tampoco nunca se me ocurriria pensar eso!
    "El ciclista urbano ya tiene incorporados sus anticuerpos para convivir con los barones de las calles. Sucede en la selva africana: un antílope otea a un león y no se le acerca"
    ¿de que estamos hablando?. Eso me suena a la ley de la selva donde el mas poderoso se come al más indefenso y este último ya está acostumbrado por ser inferior. Eso no sonaria algo tan raro salvo por el pequeño detalle de que no somos animales, somos personas y todos tenemos los mismos derechos.

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